- Keith Luger
- Una pelirroja de recambio
—Hijo mío, ten cuidado en París que hay mujeres muy malas —dijo la señora Lefranc. —Sí, mamá. —¿Te llevas la bufanda? —Desde luego. —En los trenes hay corrientes de aire… Abrígate bien. —Me abrigaré, mamá. —Y, por favor, nada de alcohol. —Ni lo probaré.