- Keith Luger
- ¡Sentenciados!
EL teniente de detectives Lou Merrill pulsó el botón. Seguidamente oyó pasos en el interior del apartamento y la puerta se abrió unas pulgadas. Por el resquicio vio la cara de Andro Norse. —Hola, Andro. —¿Viene solo, teniente? —Sí, tal como quedamos. Andro Norse se mojó los labios con la lengua. —Está bien. Pase, Merrill. El teniente empujó la puerta con la mano y Andro Norse retrocedió hacia el vestíbulo para dejarle el paso libre.