-Estaba loca, por supuesto. En un momento dado se lo dije a ella misma -dijo Anne Wordhead. El superintendente Kempson la observaba; Mis Wordhead había conseguido hartarlo: hacia una hora que le estaba dando cátedra, y Kempson, desde el punto de vista policial, todavía dudaba de que en todo eso 'hubiera algo'.