- Corín Tellado
- Yo no soy como ella
NO pensé que te hiciera tanto daño. —¿Por... eso no lo has dicho antes? —Tu ironía... —¿Debo dar gritos de contento? —Diego, escucha... No. Diego no estaba para escuchar a nadie. Ni siquiera para ver a nadie. Diego no era, en aquel instante, el Diego que Julián Ledesma conocía. Estaba pálido. Tenía un brillo intensísimo en los ojos azules y aquella boca que siempre sonreía sardónicamente, parecía cortada en dos rayas paralelas. Dos pálidas rayas sin curvatura. Giró sobre sí y fue a situarse junto al ventanal.