- Corín Tellado
- Desengaño y amor
Doña Beatriz Mendieta —sesenta años, bajita, redonda y pulcra— recogió los cubiertos del desayuno y luego puso una bufanda en torno al cuello de Baby, con esta recomendación: .
—No te la quites hasta llegar al instituto..
—No, abuelita. .
Se volvió hacia la niña y recomendó con el mismo acento de voz: .
—Y tú no andes quitándote los guantes, Laurita. Y no te desabroches el abrigo. .
—No lo haré, abuelita.. —Sentaos y esperad. Ignacio no tardará en salir. Y, por favor, Baby, no masques chiclé y tú, Lauri, procura no mojarte los pies. ¿Ya tenéis las carteras de los libros? ¿Sí? Bueno, pues a estar quietecitos hasta que salga Ignacio. .
Los niños se miraron. Baby guiñó un ojo a su hermana y ésta sonrió con picardía. Cuando la abuela se dirigió de nuevo a la cocina, Baby se acercó a Laurita.