- Burton Hare
- Ejecución a domicilio
Desde el ventanal de la buhardilla, el paisaje era una maravilla. Siempre el mismo, y siempre cambiante. Todo un gran espacio de jardines floridos.Daba la impresión, al primer vistazo, de haber regresado a la plácida Naturaleza. Al bajar la vista, techos de pizarra negra y leprosa. Y la pintoresca aunque estrecha calle de Saint-Jacques.Pero siempre, al despertarme, fuera la hora que fuese, y mientras me despejaba las telarañas cerebrales, aquella visión panorámica de los jardines del Luxemburgo me reconfortaba.Aquella mañana me despertó el timbre especial conectado con el bar y restaurante del inefable matrimonió Lafleur.